Luis Enrique y Nasser AL- Khelaifi

La sociedad del fútbol tiene muchos agentes pero dos viven pegados por el costado, técnicos y periodistas. La relación es habitual y el roce hace el cariño pero también heridas dolorosas por frotación reiterada. Luis Enrique ha comenzado la temporada como la terminó revolviéndose, sin excesos esta vez, ante preguntas que él considera fuera de lugar o mal intencionadas. Siempre he opinado lo mismo sobre el entrenador asturiano y su puesta en escena, ganaría mucho si antes de comparecer no mordiera un limón. Imagino lo que pasa por su cabeza cuando ve venir la pregunta nacida de un interés que no es el suyo. Eso pertenece al trabajo y no se puede obviar, sin embargo debería ahorrarse la imagen de eterno observado. Está en París pero no es el Rey Sol. Ante una pregunta, la que sea, todo está permitido siempre que impere el buen gusto. La sala de prensa no es una comisaría pero sí el lugar donde se hacen las preguntas que no se pueden hacer en otro sitio. Salvo falta de respeto del que pregunta, es innecesario mostrar desden o burla. Basta con un silencio o una respuesta, corta o larga. Hay conductas que son un ejercicio de autodefensa que Luis Enrique, creo, no necesita. En cualqueir caso debería ir pensando cómo afrontar la temporada, a lo peor ya lo ha pensado, porque le guste o no, él y su equipo son vasos comunicantes y en la otra parte de la U va estar, eternamente, Mbappè.

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