Los padres de José Mari iban a recogerlo al campo de la UD Roteña cuando caía la noche. Aquel campo era su segunda casa, su padre y su madre lo sabían. Estaba haciendo lo que le gustaba. Antes había tenido sus primeros encuentros con la pelota en la barriada de San Antonio. Como tantos niños José Mari se inició dando pelotazos a todo lo que se movía. Sus orígenes como jugador son la calle, el colegio y el campo de fútbol.
“A Jaén llegó un chaval con mucha ilusión. Cuando me fui de Jaén era mucho más hombre, mejor futbolista y mucho más completo como persona”
José María Martín-Bejarano Serrano nació en Rota el 6 de diciembre de 1987. Es capitán del Cádiz CF. Su trayectoria como jugador de fútbol ha ido creciendo a base de partidos, temporadas y experiencias personales, que han forjado a un futbolista con ideas muy claras sobre lo que pasa en el campo, lo que se vive en el vestuario y las responsabilidades de los veteranos y de los capitanes. Habla desde el corazón y tiñe sus palabras de una sinceridad que transmite emoción, sentimientos y asunción consciente de riesgos cuando opina. Rara vez usa palabras huecas. Cuando habla, guste más o guste menos, expone con claridad lo que piensa.
¿Cuándo tuviste la sensación de que el fútbol iba a ser tu modo de vida?
Siempre me he tomado el fútbol como si fuera mi modo de vida. Ya desde cadetes y de juveniles era muy responsable. Me perdí muchos carnavales, muchas fiestas y muchos fines de semana porque sabía que si quería jugar al fútbol ese era el camino. Para mí aquellos sacrificios eran el camino para alcanzar mi sueño. Mi primera experiencia fue cuanto pasé de la Roteña al Sanluqueño, en Tercera División, y fue dura porque cobraba muy poco y encima no nos pagaban. Cuando empiezo a ser consciente de que puedo tener posibilidades de alcanzar metas más importantes es cuando firmo por el filial del Real Murcia. Era un equipo con mucha historia y pensé que si me esforzaba esa oportunidad podía ser importante para mí. De todas formas mi cabeza siempre me ha exigido mucho y en aquel equipo había jugadores de talento, como Manu Trigueros por ejemplo, lo que me obligaba a dar el máximo.
“A la afición de Jaén le diría que luche y que no deje que una o dos personas le quiten algo que le pertenece y que tiene muchos años de historia”
Después del Real Murcia llega la etapa del Real Jaén…
Esa es una etapa muy especial y muy importante para mí. Jaén, el Real Jaén, es el sitio en el que me hice futbolista de verdad. El lugar en el que más he sufrido y más he disfrutado antes de llegar a Cádiz, porque lo que estoy viviendo ahora es idílico pero Jaén me pulió como futbolista y como persona. A Jaén llegó un chaval con mucha ilusión y con enorme alegría por vestir la camiseta de un equipo con tantísima historia. Cuando me fui de Jaén era mucho más hombre, mejor futbolista y mucho más completo como persona.
Sin embargo fue un tiempo duro, sobre todo tu primera temporada, la 2010-2011.
Aquella situación la salvó la calidad del vestuario. Un vestuario es importante siempre pero mucho más cuando hay dificultades como aquellas. Te levantabas cada día, ibas a entrenar y no sabías si iba a haber agua, si habría luz pero el ambiente era bueno. Vivías con la esperanza de que te pagaran algo. No ya una nómina…algo. Terminaba el entrenamiento y nos íbamos a vender papeletas por la ciudad para hacer rifas y poder conseguir algún dinero. Íbamos juntos a todas partes, recorríamos las calles, los negocios y eso sirvió también para que fuéramos un grupo más unido. Eso nos dio fuerzas para que el equipo no tirara la toalla. Éramos conscientes de que nuestra salvación era que el club no despareciera y nos aferramos a esa lucha. Recuerdo como nos arropó toda la ciudad. Los aficionados nos apoyaron mucho pero era una sensación de que la ciudad entera estaba con nosotros. Esa sensación que teníamos nos obligaba a pelear para que el equipo no muriera. Era la forma que teníamos de devolver el cariño de la gente. Lo hicimos e incluso logramos meterlo en Copa del Rey.
El club está ahora en una situación parecida a la que vosotros vivisteis. ¿Cómo valoras lo que está pasando?
Está peor, porque la categoría es mucho más baja. Lo sigo y procuro estar informado. Me da muchísima pena que un equipo histórico como el Real Jaén esté viviendo una situación así. El club está en una situación de abandono grave. Está dejado. Tengo la sensación de que se le está haciendo daño de forma consciente y no sé con qué motivo. A un club como este no se le puede infringir un castigo así. Me parece cruel porque se está jugando con los sentimientos de mucha gente. Deseo que se soluciones pero, viendo cómo están las cosas, tiene mala pinta.
¿Qué puedes decirle a la afición del Real Jaén en este momento?
Le diría que mucho ánimo y que es el momento de dar un golpe fuerte en la mesa porque si no lo hacen van a perder algo que es suyo. Les diría que se unan y que hagan lo imposible para salir adelante. Jaén es una ciudad que ha demostrado que en los malos momentos sabe unirse. Les diría que peleen y que no dejen que una o dos personas se carguen algo que tiene tantos años.
Después de salir de Jaén viene un periplo largo que desemboca en Cádiz. ¿Cómo ha sido ese camino?
Me fui de Jaén entre lágrimas. Lo dije en mi despedida. La ciudad había sabido ganarme el corazón pero delante de mí se abría una perspectiva ilusionante. Firmé por el filial del Real Zaragoza. Fue una apuesta arriesgada que asumí confiando en Rafita, mi representante, que me convenció para apostar por esa vía para llegar a Primera División. Se dieron las cosas. El equipo fue a Rota, a mi casa, a hacer la pretemporada de la mano de Manolo Jiménez y la verdad es que hice una temporada espectacular. Lo cierto es que en el primer partido de la temporada, contra el Real Valladolid, debuté en Primera División. La temporada no terminó bien aunque yo acabé satisfecho de mi rendimiento y tras unos meses duros por las desavenencias con el club me voy a hacer las “américas” y juego en Colorado Rapids. La verdad es que me salió muy bien.
Solo estuviste un año en EEUU
Sí, porque me salió la oferta del Levante en Primera División con Lucas Alcaraz como entrenador y era una buena oferta para volver. Estuve un año y medio allí. Nació mi primera hija y me surgió la posibilidad de venir a Cádiz y aquí llevo ya cinco años estupendos.
El Universo Cádiz es un universo futbolístico muy especial
Sin duda. Es algo muy especial que hay que vivir desde dentro para saber cómo funciona. Cómo es el club y cómo se mueve la ciudad con respecto al equipo. Es intenso, pasional y muy bonito. Yo llegué al equipo con un poco de presión porque venía de Primera División y eso me daba un plus de responsabilidad. En aquel momento, por venir de Primera, era uno de los jugadores con más nombre de aquella plantilla y todo eso se notaba. Me costó arrancar pero parece que la historia estaba escrita, para que yo fuera jugador del Cádiz y para que las cosas salieran como han salido. Hemos pasado malos momentos porque en el fútbol es inevitable pasar también por ahí pero no nos podemos quejar. En lo personal estoy satisfecho de mi rendimiento y en Cádiz me siento muy querido.
La temporada del ascenso no parecía que fuera vuestra temporada y sin embargo el Cádiz se metió en Primera
Nosotros, en la temporada del ascenso, éramos el décimo presupuesto de la categoría y con esos números era muy difícil que pudiéramos subir pero teníamos un plan y nunca lo abandonamos. Hay equipos que se desconciertan, cambian de rumbo y se pierden. Nosotros sabíamos cual era nuestra hoja de ruta. No la perdimos y logramos ascender.
Habéis logrado la permanencia con suficiencia y sin apurar hasta la última jornada pero el debut en la categoría fue con revés ¿Qué pasé en la primera jornada?
La primera jornada contra Osasuna nos llevamos un golpe muy duro y comprendimos que así no podíamos competir en Primera División. Reflexionamos y el equipo cambió después de ese partido. Volvimos a nuestras ideas, a ser un equipo rocoso que no concede, que no regala nada. Con esa mentalidad hemos superado una temporada muy exigente en una Liga de altísimo nivel en la que hemos tenido cosas muy buenas y que se deben valorar. Hemos ganado al Real Madrid, al Barcelona, en San Mamés…y nos hemos salvado a falta de cuatro jornadas. Creo que nuestra temporada ha sido espectacular.
¿Se puede decir que Álvaro Cervera ha sabido encontrar lo mejor de vosotros?
Cervera es nuestro guía. Nosotros en estos cinco años jamás hemos perdido el rumbo. Ha habido momentos difíciles pero nuestro rumbo era muy claro. Cuando tienes un entrenador que te lleva por el buen camino todo el mundo lo sigue. Además él, con el paso de las temporadas, ha ido creciendo como entrenador a nuestro lado y nosotros como futbolistas con él. El Cádiz y Cervera es un binomio que está dando muchas alegrías al cadismo. Tener a un entrenador cinco temporadas seguidas como es mi caso, resulta una ventaja enorme. Sabes lo que quiere, lo que necesita de ti y casi no tiene que decírtelo. Sabes lo que piensa solo con mirarlo. Eso ahorra mucho trabajo y evita muchos problemas.
¿Qué supone para ti ser capitán del Cádiz?
Para mí es una responsabilidad porque tienes que ser un ejemplo para todos y siempre, pero también es una alegría. Estoy en casa, en mi club. Desde pequeño he sido del Cádiz y ser una persona importante en el vestuario es seña de que estoy haciendo las cosas bien y de que se me respeta. Yo lo tengo muy claro. El grupo es sabio. Cuando una persona, más allá de que sea el capitán, se hace querer y respetar no hace falta que hable mucho pero cuando habla la gente lo escucha. Para mí lo más importante es el grupo. Si el colectivo está contento yo voy a estar contento. Siempre he puesto al grupo por delante de lo particular.
Cuando hablas, a veces, asumes grandes riesgos. ¿Esto no te pesa luego?
He tenido grandes capitanes y se cómo se han desenvuelto. También he estado en equipos en los que, mirándolo ahora, debería haber hablado más en determinados momentos pero por respeto a los veteranos no lo hice y me quedé como mal sabor de boca. A partir de cierto momento me dije que callar, cuando debes hablar, no conduce a nada bueno. Soy una persona que no me callo, voy de frente y digo lo que pienso. Si alguna vez me equivoco tampoco me cuesta rectificar.
José Mari encarna la figura del capitán que ejerce a tiempo completo. Está viviendo la cara del fútbol que se ganan los constantes, los que tienen fe y nunca bajan los brazos. Dejó en Jaén una parte de su corazón para devolver a la gente de Jaén el que cariño que recibió, pero su corazón de futbol vive y late en Cádiz. Compromiso, lealtad y capacidad de estar siempre dónde y cómo el grupo lo necesita. Sin duda un ejemplo de servicio.