Ángel Gallego

                  

Diego Delgado Linares.-

Pocas veces una banda estuvo alimentada de tanto dribling. Todos los contrarios sabían que se iba por su derecha pero, siempre se iba. Lo suyo era el fútbol de ataque, de precisión tocando la cal. Pases bien dirigidos y centro perfecto o gol. Carreras al espacio que resultaban imposibles para el contrario.

Ángel Gallego Pulido, (Villacarrillo,Jaén. 1966), comenzó en los juveniles del Villacarrillo, junto a su amigo Paco “Chatero” y capitaneado los jueves, en el entrenamiento, junto a los mayores, por Luis Fiñana. Allí comenzó a demostrar el vértigo de su juego y a enseñarles a los demás  quién dominaba la banda derecha del rectángulo.

Muy pronto fue fichado por el Linares juvenil, a las órdenes de un histórico de la provincia como es Roberto Romero: “ En aquel equipo había muy buenos futbolistas como Diego, Cobo o Bautista. En Linares aprendí mucho, jugábamos en primera división juvenil”.

Tras acabar en Linares, Ángel comienza una especie de “ idilio” con Juan Lucena pues se lo lleva a Villacarrillo, después a Villanueva y tras fichar Lucena por el Real Jaén, ambos se trasladan a la capital. Para él este fichaje supone un salto cualitativo importante, ya que ficha por el máximo equipo provincial.

Estamos en la temporada 86-87 y nuestro protagonista ha de enfrentarse a un reto nuevo pues se queda a vivir en la capital y debe organizar su vida fuera del entorno familiar. “Fui muy bien recibido tanto por la directiva como por los compañeros y la afición en general. Estaba rodeado de grandes futbolistas e hice muy buenos amigos. Recibía buenos consejos de Higinio Vilches (D.E.P.) , que era un poco nuestro segundo padre  y el que nos protegía. Por edad, solía salir más con Fernando Campos, Esteban y Rafa Lendínez. Yo no era muy cocinillas y salía fuera a comer. Nuestros sitios preferidos eran el Dover y el Dallas.”

Lucena es destituido y el Real Jaén ficha a Juan Manuel Tartilán, un gallego serio.  Ese año el Jaén asciende a 2ªB, categoría en la que nuestro protagonista juega la temporada 87-88.

Tartilán logra conformar un bloque ágil, técnico, aguerrido y contundente, que era capaz de llenar la Victoria ganando. Ese año la gente disfrutó con su equipo:

“El míster intentaba mantener unas normas que en lo concerniente al horario, nos impedía salir mas allá de las 22:00 horas. Hubo alguna que otra noche, que el entrenador me divisó por las cercanías del Paseo de la Estación y tuvimos que salir corriendo, niñerias. Aquel año estaba haciendo el servicio militar en Jaén y ya estaba novio. Tenía entrenamiento y decidí jugármela. En el cuartel dije que tenía entrenamiento y al míster le dije que tenía guardia. Me pillaron,  fui arrestado. Tuve que echar mano de un amigo para que me perdonaran”.

Ángel tuvo tardes memorables en el antiguo campo de La Victoria. Era habitual que lo pararan por la calle pidiéndole fotos y autógrafos. Incluso alguna noche, lo invitaron a bailar en el conocido Pub Ibiza de la época. La gente en Jaén lo quería, le admiraba y lo seguía.

Jaén supuso para Ángel una confirmación personal de su forma de entender el fútbol y la constatación de que era un peligro para los equipos rivales. Su crecimiento alcanzó niveles muy notables aquella temporada, hasta el punto de que hubo varios equipos que lo seguían muy de cerca, entre ellos el At. Madrid y el Málaga C.F.

Todos los domingos que jugaba el Real Jaén en casa su padre, puro en mano, hacía la previa en el quiosco de Virgen de la Cabeza, dispuesto a disfrutar del partido. Era una ceremonia que precedía a cada encuentro que el Real Jaén jugaba como local. Su padre, gran aficionado al fútbol y muy querido por los jugadores que tuvo como presidente del Villacarrillo, era especialmente feliz viendo a Ángel triunfar en el Real Jaén.

Juan Lucena es fichado por el Úbeda CF al año siguiente y Ángel es requerido de nuevo para jugar a sus órdenes . Allí tuvo entre otros compañeros al delantero centro José Antonio Álvarez que, desgraciadamente, nos acaba de dejar recientemente.

En la temporada siguiente, 89-90 es Gregorio Manzano quien lo entrena, nuevamente en el San Miguel,jugando para el Úbeda CF, al lado de compañeros que ya conocía, por su paso por Jaén,  como Viedma y Ocaña.

En la temporada 90-91 decide estar más cerca de su novia y se traslada a Villanueva. Allí estuvo dos años entrenando con Santoro y Vicente Velasco: “ Villanueva en esa época estaba muy organizada en el fútbol. Tenía una directiva muy comprometida que cumplía con nosotros. La afición respondía y había un equipo con calidad y con varios jugadores de la localidad.”

Tras acabar en Villanueva se adentra en la Sierra de Segura y allí, en La Puerta de Segura,  fue capaz de jugar 7 años, a las órdenes de Juan Higueras y sobre todo de  Jesús Cuevas. Ángel hizo grandes amigos en La Puerta , que perduran hasta el día de hoy.

Nuestro protagonista, ha jugado por casi toda la provincia de Jaén, haciendo disfrutar a la gente con su juego y sus goles. Cargado de una bondad y una nobleza, que le han servido para hacer grandes amigos de esos que te ayudan a crecer y a madurar, impagables.

Desde el inicio, ha mantenido un pulso emocional entre el fútbol y su “chica”, en el que los tres han salido fortalecidos. Muchos aprovechan el deporte para autoimponerse, para establecer una disciplina, para reparar comportamientos y ordenar.

Es el caso de Ángel, que estando cerca de los 60, sigue practicando lo que más le gusta, los jueves en Villacarillo y los domingos en Villanueva , a veces junto a su hijo Manuel. Muy cerca, su otra hija Esther, también lleva  tiempo practicando el fútbol, en el equipo femenino de Villacarrillo. Tan sólo falta que la “chica se apunte”.

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