Manuel Carmona.-

Vinicius sigue empeñado en hacer de España un país racista. No niego que en nuestro país existan grupos con gente intolerante, racistas, machistas, homofóbicos, etc. No dudo que en más de una ocasión lo haya pasado realmente mal. Pero ese afán tan desmesurado cada vez que tiene una oportunidad de catalogar a España como un país donde rechazamos a las personas que no son de nuestro color me parece obsesivo. 

Las últimas manifestaciones en las que pide que si no hay un cambio, se le retire a España la organización del mundial 2030, son de una irresponsabilidad flagrante. No es nuestro país mas racista que Italia, que Francia, que Alemania y ni mucho menos más que Marruecos o que Brasil por poner algunos ejemplos. 

En el país de Vinicius, en pleno siglo XXI, todavía las clases pudientes siguen teniendo a su servicio a gente de color solo por la manutención. 

El brasileño es un personaje muy seguido en todo el planeta y su insistencia por catalogarnos como un país racista hace mucho daño. Yo, igual que casi todos o la gran mayoría de españoles, nos sentimos enfadados y ofendidos. Más aún cuando se pide que se le retire a nuestra tierra la posibilidad de organizar un mundial. El buen delantero no era todavía ni un proyecto de embrión cuando tras el mundial del 82 y las olimpiadas del 92 éramos un ejemplo y la admiración de todo el planeta. 

Las personas cercanas que aconsejan al astro carioca tendrían que decirle que el discurso está agotado. En esta tierra se persigue el racismo igual que a otros ismos, por su bien y por el de todos. 

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