José Luis Mendilibar

El fútbol tiene códigos que nadie entiende, esa es la razón de su potencia. La imposibilidad de controlar todo para alcanzar un resultado lo hace excitante, le convierte en reto permanente para quienes se han entregado a la quimera de descifrarlo y en pasión irresistible para aquellos que ven el fútbol, como juegan a la lotería, con la ilusión de ganar siempre.

José Luis Mendilibar es un ejemplo de que los caminos del fútbol también son un misterio. Fue una solución convencional, llena de dudas, para el Sevilla FC pero terminó convirtiéndose en tabla de salvación y gloria. Permanencia y otra proeza europea. Sin embargo las gentes del fútbol, no el fútbol, tienen corta la memoria y “rápido el gatillo”. Despedida y cierre.

Es como si aquella acción de tan dudosa justicia, hubiera levantado ampollas en la piel del fútbol. Mendilibar, lejos de acusar con melancolía el deselance de su relación con el SevillaFC, se embarcó en una aventura nueva, con riesgos y llena de incertidumbres. Entonces apareció el fútbol y recompuso el escenario, devolviendo al veterano entrenador lo que en el pasado reciente le habían negado.

Viaje a la Grecia de la sabiduría eterna y despliegue de fútbol en “román paladino”. Título europeo, Liga y Copa. El fútbol no se queda con nada de nadie, justicia poética.

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