Finalizados los Juegos Olímpicos de Tokio, España una vez más, ha tenido deportistas que han brillado con luz propia. Natalia Romero es una de ellos. De Jaén. Atleta. Orgullo de una provincia.
Una atleta jiennense afincada en Mallorca
Para mí, ser una atleta de Jaén, afincada en Mallorca, supone tener dos familias, la jiennense, donde está la familia de sangre y mis amigos, que tanto me apoyan y me han visto crecer. Por otro lado, mi familia balear de la cual recibo muchísimo cariño. Soy afortunada, en este sentido, por tener a tanta gente que me quiere.
Llegué a Palma de Mallorca porque soy profesora en la Universidad de las Islas Baleares, estudié Fisioterapia y, posteriormente, hice la tesis doctoral. Una vez afincada en Mallorca, también terminé Ciencias del Deporte.
Profesora de universidad ¿Cómo compaginas tu vida profesional y deportiva?
Es complicado, no te puedo engañar. Hay épocas del año en las que tengo mucha carga laboral y los entrenamientos son difíciles, pero poco a poco me he ido adaptando y, después de seis años, estamos completamente acostumbrados, y sabiendo superar esos momentos más adversos que puedan ir apareciendo.
¿Cómo comenzó, en Jaén, tu pasión por este deporte?
Comenzó hace 25 años. Llevo toda la vida practicando atletismo. Me decanté por este deporte por una casualidad. Cuando iba a clases extraescolares del colegio, quise probar con el balonmano pero la tarde que fui a apuntarme, recuerdo que la profesora encargada de ello no pudo asistir. En ese mismo momento, le dije a mis padres que yo, sí o sí quería practicar algún deporte y tenía la intención de ir a La Salobreja a apuntarme a atletismo y, desde entonces, aquí seguimos.
Tengo que agradecer al club Unicaja Jaén como cuida a sus deportistas, somos como una gran familia repleta de valores y esto es muy importante.
Hablando de Jaén, las instalaciones deportivas en esta ciudad no son muy numerosas y menos aún, en esta modalidad. ¿Es complicado el día a día, para un atleta, en esta ciudad?
En Jaén hay una gran afición por el atletismo a pesar de las deficientes instalaciones deportivas. Tengo muchísimo cariño a La Salobreja pero, es cierto, que está muy deteriorada y vieja. La propia pista de atletismo tiene numerosos defectos de los cuales, y desde el club, nos hemos hecho eco en numerosas ocasiones.
Necesitamos unas instalaciones dignas, de ocho calles y con gradas, donde podamos competir a nivel oficial. Es una lástima que, teniendo tanto al equipo femenino como masculino en la máxima categoría de atletismo, tengamos estas instalaciones.
Por suerte o por desgracia, yo no vivo el día a día en Jaén, pero si es cierto que esta falta de instalaciones, las sufro cuando tengo que ir durante épocas del año más largas y me cuesta mucho entrenar a un alto rendimiento. Son aspectos básicos para una capital de provincia que se deben corregir si queremos seguir recogiendo los frutos con los más jóvenes.
¿Qué fue lo que te hizo dar el salto de la modalidad de 400 a 800 metros en el año 2015? ¿Satisfecha con el cambio?
Llevaba mucho tiempo en 400 metros haciendo cada año marcas muy parecidas y me sentía un poco estancada. Además, también se une que empecé a trabajar como profesora en la Universidad Católica de Murcia (UCAM) teniendo mucha carga laboral, lo que no me permitía entrenar al cien por cien. Pensé, incluso, en la retirada deportiva. No obstante, antes de dar ese complicado paso, quería probar la modalidad de 800 metros. Así lo hice y, poco a poco, me iba encontrando mejor. Vine a Palma y la situación cambió. Podía entrenar más horas y, a partir de ahí, cada año he ido mejorando con la marca. A día de hoy, estoy muy satisfecha, me gusta muchísimo y me veo más competitiva que en 400 metros ya que no me considero una atleta que destaque por ser especialmente rápida. Además, con este cambio he conseguido llegar a unos Juegos Olímpicos que, al final, es el sueño de cualquier deportista.
¿Esperabas llegar tan lejos en los JJOO de Tokio? Contenta con tu marca ¿verdad? Cuéntanos que tal tu experiencia olímpica.
No esperaba que saliese tan bien. Ni en mis mejores sueños me habría imaginado lo que ha ocurrido. Es verdad que el objetivo de esta temporada era ir a los Juegos; una vez conseguido, yo lo que pretendía era rendir al máximo y hacerlo lo mejor posible. No me conformaba solo con ir.
Estuve entrenando muy duro ese mes, me encontraba muy bien y mentalizada, teniendo óptimas sensaciones. Las dos mejores marcas de mi carrera las conseguí en Tokio y eso hace que el broche de esta competición fuera perfecto.
La experiencia fue única. La convivencia, por el tema de la pandemia, estuvo un poco más limitada y teníamos más restricciones en todos los sentidos pero, aun así, fue algo inolvidable.
¿Qué significó para ti ser nominada como la mejor deportista femenina universitaria de España durante tres años consecutivos?
El premio “Mujer y Deporte” fue importante porque era la primera vez en la que se tenía en cuenta algo más que los logros deportivos. Es un galardón en el que se hace un baremo donde valoran tus resultados académicos y deportivos. A nivel nacional gané durante tres años seguidos desde la Universidad de Jaén.
Considero muy relevante este logro porque se estaba mirando más allá de mi vida deportiva. Al final, fuera de la pista y cuando se acaban los entrenamientos hacemos otras cosas que no son solo entrenar y que son tan importantes o más, porque te aseguran un futuro que, a veces, cuando eres deportista, no te paras a pensarlo. Hay que animar a los más jóvenes a que compaginen la vida deportiva y la vida académica para que tengan un mejor futuro.
Hablando de éxitos, además de lo anteriormente comentado, destacan otros como los títulos nacionales en 400 metros de 2009 y 2011, oros nacionales en 800 metros o numerosas internacionalidades con España. ¿Cuál destacarías por encima de todos?
En 25 años he tenido numerosas experiencias positivas y, también, negativas, que son, realmente, las que te hacen aprender.
Si tuviera que elegir alguna, sería la primera vez que gané el campeonato de España en 400 metros de pista cubierta en Sevilla en el año 2009. Fue un título inesperado para mí, era muy joven, y lo recuerdo con muchísimo cariño.
Igualmente, me gustaría destacar mi primera internacionalidad con la selección absoluta. Recuerdo ir en el autobús con el equipo nacional y no me lo terminaba de creer.
El campeonato de Getafe, del pasado mes de junio, fue realmente bonito ya que estaba ante una carrera donde me jugaba ir a unos Juegos Olímpicos y lo que vino después fue indescriptible.
¿Tienes en mente próximas metas o retos deportivos? ¿Te encuentras bien, mental y físicamente, para afrontarlos?
A día de hoy, los Juegos Olímpicos han hecho que tenga mucha ilusión. Físicamente estoy en el mejor momento de mi vida en todos los sentidos. Es por ello que estoy con muchas ganas de poder llegar a una futura cita olímpica en París. Todavía quedan tres años y quiero ir poco a poco e ir pensando en el día a día. Debo echar el resto por mantener mi nivel actual o incluso, mejorarlo.
El año que viene hay numerosas citas importantes: europeo, mundial de pista cubierta y aire libre o europeo en aire libre. Lo que te decía antes, vamos a ir año a año, hacer un buen papel en las competiciones y dentro de tres años ojalá pudiera ir a otras soñadas olimpiadas.
¿Dedicarte al atletismo profesional significa renunciar a algo personal o familiar?
Sin ninguna duda, significa renunciar a muchas cosas. Sin ir más lejos, este verano he estado tres meses sin ver a mi familia porque me estaba preparando para los Juegos y, una vez que conseguí clasificarme, por la pandemia, no podía tener mucho contacto con ellos. Tenía una burbuja social muy limitada.
Prácticamente estuvimos confinados todo el tiempo hasta el momento de partir a Tokio. Además, tus vacaciones dependen de las competiciones. Todo lo que rodea a tu vida personal, emocional y familiar depende del atletismo.
¿A qué personas destacarías y agradecerías su ayuda por haber llegado tan lejos en este deporte?
Destacaría a muchos porque, al final, esto es un trabajo de todos.
A mi Equipo sanitario en Baleares, siempre en la sombra. Sin ellos sería imposible y es un apoyo muy importante.
Amigos y familiares que siempre están detrás de la pantalla comiéndose las uñas esperando que todo me salga bien.
Pedro, mi entrenador que, aunque viva en Madrid, siempre está al pie del cañón. A la Federación de Baleares y a mi Club.
Pero fundamentalmente a una persona que está siempre conmigo, me acompaña y ayuda en cada entrenamiento entendiendo mejor que nadie lo que me pasa por la cabeza a cada instante, mi pareja Enrique.
Para terminar, ¿algunas palabras para Jaén y los jiennenses que tan orgullosos se sienten de tus éxitos?
Solo me quedan palabras de agradecimiento para los jiennenses por al apoyo que he notado, incluso, cuando estaba en Tokio, a través de las redes sociales o el móvil. Sabía que estaban a través de la pantalla empujándome y yo lo notaba.
El hecho de que vaya por la ciudad y que gente que no te conoce personalmente, te pare y te de las gracias por haber representado a Jaén y a España, tiene un valor incalculable para mí. Muchísimas gracias para ellos y a la ciudad de Jaén.