“Jaén es mi casa. Parte mis mejores amigos siguen ahí. Fue un periodo deportiva y emocionalmente muy especial. Fue una lucha contra todo de la que todos salimos muy unidos porque estar juntos en lo malo y en lo bueno, fortalece la amistad”
“Además de F.S. lo que siempre quiero trasladar, es que en el mundo hay muchas formas de vivir y de pensar, diferentes valores y que no son ni mejores ni peores, son diferentes. El respeto es lo que permite la convivencia”.
Miguel Rodrigo tiene 51 años y lleva más de media vida ligado a una pelota. La pelota no para de rodar, de girar y buscar, con su “par necesario”, nuevas vías o formas diferentes de explicar sus secretos de siempre.
Es entrenador del Fútbol Sala y contar su historia es acercarse a un libro de viajes. Granada, Sevilla, Jaén, Padua (Italia), Dínamo de Moscú (Rusia), Luparense (Italia), Segovia y las Selecciones de Japón, Tailandia y Vietnam. Después de ese peregrinaje por espacios tan lejanos como singulares por cultura deportiva y costumbres, Miguel Rodrigo volvió a Granada y su viaje permanente se detuvo: “La decisión de parar y replantearme las cosas está ligada a varios factores. Acababa de cerrar el capítulo de Vietnam. Tras haber logrado el objetivo y haber cubierto una etapa tuve que valorar más cosas. Hablé con los responsables con los que debía trabajar y no encontré las respuestas que necesitaba por lo que me despedí con la sensación de trabajo terminado y con la seguridad de que tomaba la decisión correcta. Para trabajar necesitas confianza y libertad”.
En diciembre de 2019 Palabra de Fútbol hizo balance con Miguel Rodrigo y, casi recién llegado ya tenía el hervidero propio de quien no sabe ni puede parar. Ahora nos relata los tiempos del retorno: “Llegué a Granada y pensé que era el momento de asentarse pero en absoluto de parar. Estaba valorando cosas y en ese momento Pablo Lozano, Presidente de la RFAF, a través de Maritxel Rubio responsable del Fútbol Sala Femenino, me propuso incorporarme a su equipo en la Dirección Deportiva, un puesto de formación en el CEDIFA para relanzar y revivir el F.S. en Andalucía a nivel de formación. Luego vino el periodo Covid y eso me llevó a plantearme esta nueva línea laboral que también servía para dar estabilidad a mi familia. Mis hijos jamás habían vivido en España y esa fue otra razón por la que acepté una propuesta de trabajo tan diferente. Este cambio supuso un reto para mi familia y un reto para mí. La pandemia y mis obligaciones en el nuevo proyecto de la RFAF me llevaron a pasar quince horas diarias pegado a un ordenador. El cambio fue radical pero estoy muy feliz”.
“Uno de los mayores tesoros que tenemos es el nivel de nuestros técnicos, los que están en Andalucía y los que están en otros puntos de España o del mundo. El futuro también está garantizado con la gente joven que llega”
La propuesta debió tener muchas razones atractivas, además de las situaciones puramente personales: “La propuesta era atractiva. Además de trabajar con Pablo Lozano, que viene del F.S. y que ya era un aliciente, se trataba de relanzar y hacer de Andalucía un lugar de referencia. En realidad ya lo era pero el objetivo era consolidarlo y hacerlo crecer más. El puesto de la Dirección Deportiva implicaba reordenar y captar todo el talento que pudiésemos entre los deportistas y conectar a los entrenadores. Con esa idea se hicieron encuentros “on line” para tratar de que el CEDIFA fuera un centro referente de formación en España. Ya han pasado por nuestros programas más de 500 alumnos. Es una cifra inaudita y así nos lo han reconocido desde todas partes. Hemos tratado de transmitir a los chicos que no es solo conseguir un título. Este puede ser un espacio de referencia para la formación. Se está consiguiendo con el “boca a boca” y con la ayuda de todos. En lo personal es un trabajo que tiene un perfil absolutamente profesional. Me gusta mucho la formación, construir los mejores temarios, conectar con la gente y enseñar a enseñar. Es una tarea ímproba pero me gusta lo que hago. Estamos tratando de que la formación “se vea”. No me gusta la teoría ni los “pdefes”. Ha sido y es un trabajo duro pero estoy contento con lo que hago”
Después de dos años de trabajo, pandemia mediante, y de ver muy de cerca el panorama Miguel Rodrigo nos habla de la situación de F.S. en Andalucía: “La base del F.S. en Andalucía y su nivel actual es muy alto. Tanto en los chicos como en los técnicos. Uno de los mayores tesoros que tenemos es el nivel de nuestros técnicos, los que están en Andalucía y los que están en otros puntos de España o del mundo. El futuro también está garantizado por eso que comentamos antes, hemos tenido en nuestra formación a quinientos entrenadores, chicos y chicas. Esto tiene un gran valor”
Por hablar de cosas que pueden interponerse en la tarea de promoción y formación en espacios fundamentales para el F.S. El Fútbol-7 está ocupando un espacio notable en las edades de iniciación ¿Puede ser una dura competencia para el F.S. en esos niveles?: “Esta modalidad está teniendo un atractivo enorme para las edades más tempranas y esto está siendo un problema porque considero, firmemente, que los primeros años de un niño jugando al balón deben ser en F.S. donde las medidas, los balones, y la metodología, se adaptan a cada edad. Sin embargo el F-7, que se juega en espacios grandes, está exterminando en algunas provincias las categorías básicas en nuestro deporte y esto no es un problema del fútbol. Se trata de que nosotros tenemos que hacerlo más atractivo, sobre todo para papás y mamás, para que comprendan que el F.S. es el primer paso para ser un buen futbolista como ocurre en Brasil donde los niños juegan Fútbol Sala hasta los 12 o 14 años”
Miguel Rodrigo ha ido cambiando culturas, costumbres, personas y formas de ver la vida. Esta mezcla le ha dejado una forma de entender el mundo y de explicar la vida. Ahora, después de la obligación de parar, recupera las salidas y el contacto directo con la gente joven a la que habla de F.S. pero también traslada otros valores y su forma de interpretar la realidad: “El viajar te abre la mente. Descubres y compartes costumbres, valores, arte, gastronomía. El poso que me ha dejado todo esto procuro trasladarlo en cualquiera de los ámbitos en los que me muevo, en casa, con los amigos o en los colegios donde llevo una charla en la que explico para los chicos “Cómo el deporte cambió mi vida”. Esto lo hago en España y cuando salgo fuera hago lo mismo y traslado los valores culturales, artísticos, turísticos o intelectuales de nuestro país. En cuanto al entrenador español tengo que decir que necesita poca explicación porque fuera de España estamos muy bien valorados. Lo más importante y es lo que siempre quiero trasladar, es que en el mundo hay muchas formas de vivir y de pensar, diferentes valores y que no son ni mejores ni peores, son diferentes. El respeto es lo que permite la convivencia”.
La duda sobre su futuro y su posible vuelta a la acción directa en los banquillos sobrevuela la charla: “El deseo de volver a entrenar me ronda. Sin duda. Es algo inevitable. Trato de suplirlo con actividades que podemos decir son cosas parecidas. Acudo a dar algunas “master class” en clubes y colegios y a tratar de volver a sentir esas sensaciones pero ahora las cosas son muy diferentes. Estoy en lo profesional muy comprometido con el proyecto del CEDIFA y de Pablo Lozano y en la parte personal también hay otros condicionantes que no son de mucho. Mis dos hijos están ya muy asentados en Granada. Tienen sus estudios organizados y una edad en la que no es fácil volver a mover todo. En el caso de que diera ese paso tendría que hacerlo solo y en ese momento es cuando tendría que valorar la situación. De todas formas quiero pensar que no voy a ser yo el que decida. Será como siempre ha ocurrido en mi vida, que la vida decidirá por mí”.
Uno de los lugares, de entre tantos lugares por los que ha pasado Miguel Rodrigo, está Jaén y al hablar de ese periodo se nota que no es ni un lugar más ni un periodo irrelevante: “Jaén es mi casa. Parte mis mejores amigos siguen ahí. Fue un periodo deportiva y emocionalmente muy especial. Fue una lucha contra todo. Nada más empezar nos quedamos sin dinero Seragua, que era la empresa patrocinadora dejó de hacerlo. Ya no recibimos ni una peseta más. Tuvimos que organizarnos para repartir el dinero entre la gente que más lo necesitaba. Personalmente, a través de María Luisa Zagalaz, logré un puesto en la Universidad para da didáctica de los deportes colectivos y eso me permitió dar F.S. como deporte colectivo y cubrir mis necesidades. A nivel deportivo fue brutal. Teníamos un equipo de gente veterana como Quique, Catena, Javi Polo, Garrido con gente jovencísima como Willi, Paco Ortega, Paco Gómez, Alberto, Cachón, Leo y Dani Rodríguez, que es el actual entrenador. Hicimos una mezcla perfecta y desafortunadamente en Valencia, en el último segundo, del tercer partido del Play Off de ascenso a División de Honor, pues caímos. Fue una caída muy amarga pero ese tipo de caída nos unión más porque estuvimos juntos en lo bueno y en lo malo y a día de hoy tengo grandes amigos como el “presi” Quesada, Juanjo, Paco Rodríguez, Justo Gámez y algunos que ya no está pero a los que sigo unido por su familias. Es mi casa y me cobro aceitunas de cornezuelo. Si Daniel no me da aceitunas a principio de temporada le digo que no se meterá en Play Off ni ganarás las Copas. Esa broma y esa relación son la muestra de lo que tengo y siento por Jaén”
Miguel Rodrigo puede estar anclado a un espacio físico ahora y sujeto por gratificantes prioridades personales. Sin embargo todo su discurso tiene un poso de “movimiento continuo”. Es un acto involuntario que quizás ni el mismo Rodrigo perciba. Para el observador externo, bajo la calma y las poderosas razones actuales, hay un hombre haciendo una maleta porque como él mismo dice en una frase premonitoria: “Será como siempre ha ocurrido en mi vida, que la vida decidirá por mí”.