Mateu Lahoz y Antonio Oliver

Antonio Mateu Lahoz (Algimia de Alfara, Valencia, 1977) Árbitro. Debutó en Primera División en 2008 y fue Internacional desde 2011. Ha pitado dos Mundiales (Rusia y Catar) una Olimpiada (Brasil), una final de Champions (Manchester City-Chelsea 20/21), Eurocopa 2020 y acumula los más prestigiosos trofeos del fútbol español para árbitros. Silbatos de Oro, Trofeos Guruceta, Vicente Acevedo. Su carrera ha tenido todos los reconocimientos posibles. Estamos ante el árbitro español con mejor palmarés internacional de todos los tiempos, además, con una personalidad sobre el campo que ha trascendido a lo puramente deportivo. Es su marca.

Antonio Mateu es árbitro a tiempo completo. Le “invitaron” a dejar el arbitraje, pero habla como si fuera a pitar mañana. Está en mitad del “puente” y al hablar se le nota. Dice cosas que pensamos casi todos, pero de vez en cuando, le aparece la reserva mental que amarra a todos los árbitros y usa los rodeos y el meandro para finalmente, porque ahora puede, decir lo que piensa.


He disfrutado del arbitraje pese a que, a lo largo de mi carrera, me han dicho muchas veces que no podía sonreír tanto, que no podía hablar tanto con los jugadores…ojalá pudiera volver atrás y sonreír y hablar más”


Le duele que alguien crea que sus análisis en los medios de comunicación, en Movistar Plus y Cope, nazcan del rencor. Es cuidadoso con las palabras cuando hablamos de una futura aparición suya en cargos ejecutivos, pero entre líneas se le adivina un programa, una idea y la intención de sacar a los árbitros de la burbuja de la incomunicación. Cree en los equipos de personas brillantes y habla de la transparencia casi como un arma de defensa frente a la opacidad reinante en casi todo lo que tiene que ver con los árbitros.

A lo largo de toda la charla su discurso tiene un mensaje permanente de conciliación, pero a medida que desgrana las diferencias y los hechos puntuales que le separan de quienes gobiernan hoy el arbitraje, aparecen una indignación contenida y cierto escepticismo, que dejan muy clara la inquietud que siente mientras mira el arbitraje desde el otro lado.


No entiendo que los compañeros que fueron preparados mentalmente por Enriquez Romero, no hayan denunciado la aparición en prensa de datos suyos que fueron vendidos a un club como “información privilegiada”


Antonio Mateu Lahoz, se despide y va corriendo a buscar el tren que lo llevará a su pueblo, donde pasa las vacaciones con la familia. A la vuelta irá pensando en esta entrevista, en sus respuestas, o quizás en si tardará mucho en llegar el tren que le hará volver al lugar del “puente” del que ha salido hace unos meses. Está a punto de comenzar la segunda parte de este encuentro. Suerte.

¿Cuándo ha sufrido más por el arbitraje antes o ahora?

Mucho más ahora. Pude jugar al fútbol, pero elegí el arbitraje. Este es un deporte en el que sabía que nunca iba a ganar y que nunca iba a perder pero que iba a poder ayudar. He disfrutado mucho pese a que, a lo largo de mi carrera, me han dicho muchas veces que no podía sonreír tanto, que no podía hablar tanto con los jugadores…ojalá pudiera volver atrás y sonreír y hablar más.

¿Cómo lleva su faceta de analista en los medios de comunicación?

Con naturalidad, con mucha naturalidad, sabiendo que he estado 32 años sobre el verde, que puedo constatar tanto los errores como los aciertos y hablar también de jugadas grises. Hay jugadas que pueden ser penalti o no, dependiendo de determinadas circunstancias. En estos casos me dicen que no me quiero mojar y en realidad es que la jugada es así, no se trata de mojarse o no. Lo que si me gusta es percibir que los árbitros sean previsibles.

¿Cómo toman sus compañeros esos análisis?

Con respecto a ellos actúo con esa misma naturalidad y no pretendo saber cómo se lo van a tomar mis compañeros, porque yo siempre voy a ser árbitro y para mí siguen siendo mis compañeros. Si se lo toman mal no puedo hacer nada, pero lo que pretendo es dar a conocer la figura del árbitro con el máximo respeto y con el máximo rigor para naturalizarla, para que se conviva con los errores y tratar de explicar que no podemos ser siempre el blanco fácil.

Estoy feliz con lo que hago porque es una posibilidad de aprender y de conjugarlo con gente muy experta que lleva décadas, narrando, viendo y analizando fútbol. Me siento cómodo abriendo el abanico y escuchando a otros. Por ejemplo, a lo largo de mi carrera, contadas veces he podido escuchar a un entrenador o a un jugador hablarme del fútbol. Parece que las reglas sean nuestras y no es verdad, las reglas son del fútbol, los árbitros sólo las interpretamos. Creo que los entrenadores y los jugadores saben infinitamente más de reglas de lo que nosotros permitimos que nos muestren.


Cuando digo que el arbitraje nunca ha sido del todo meritocrático no me mueve el rencor, constato un hecho que conozco profundamente porque lo he vivido. Lo que quiero es ayudar y la mejor manera de hacerlo es decir lo que pienso a partir de lo que he visto, con el mayor respeto, pero con absoluta claridad”


Le ofrecieron la posibilidad de estar en el VAR, pero ha preferido iniciar una andadura en los medios…

Opté por los medios y, como he dicho, llego con la mayor honradez y, efectivamente, declinando la posibilidad de estar en el VAR, diciendo que no y renunciando a un estado de confort y a una situación económica mejor. Entendí que tenía que ser coherente conmigo mismo y no estar ahí.

Mi objetivo sigue siendo ayudar y seguir colaborando para que el fútbol sea un poco mejor cada día; considero necesario acercar los árbitros al fútbol y viceversa. Creo que desde los medios puedo aportar algo más que desde el VAR, entendiendo que la herramienta no está enfocada en pro del juego.

Imagina que tú eres el árbitro de campo y yo estoy en el VAR; lo realmente interesante para el fútbol es poder compartir contigo cuatro tomas diferentes (si dispongo de ellas) de lo que tú has arbitrado en el campo para que, con lo que has visto y recuerdas, más la información que te he facilitado acabes tomando, libremente, tu decisión, porque aquí el importante eres tú y debes tener conciencia plena de todo lo que está ocurriendo. Al que han designado para este partido es a ti y no a mí, que estoy en una sala de Las Rozas, muy alejado del terreno de juego.

¿Cree que algún día el árbitro saldrá de su burbuja y se mostrará como un deportista más dentro de la sociedad del fútbol?

Creo que todo va encaminado a eso y confío en que pueda ser así porque el fútbol actual lo necesita. Mi percepción es que no les dejan ser ellos mismos y no pueden aflorar todas sus virtudes, porque el sistema actual de arbitraje no permite que les guste el fútbol, y potencia actitudes que nadie entiende y en las que solo se fijan los propios árbitros. Para mostrar a los árbitros como deportistas, primero deben hablar el mismo idioma que jugadores y aficionados, poniéndose al servicio del fútbol, y sólo entonces estarán en disposición de ser un ente más.

¿Conoce la razón por la que no han querido contar con usted en el terreno de juego y sólo le ofrecieron el VAR?

Nadie me ha explicado la razón por la que se me ha permitido avanzar en el arbitraje. Siempre he entendido mi carrera como una competición contra mí mismo, pero me hubiera gustado que mis jefes, en las buenas y en las malas, pero sobre todo en las buenas, me hubieran explicado la razón por la que fui elegido. Saber qué es lo que buscaban de mí y cuando te confiaban un partido, en qué se habían basado para hacerlo. Esa ausencia de razones en las buenas hace que cuando han llegado las malas tampoco haya preguntado. Cuando me sacaron del campo y me quisieron enviar al VAR no fui a preguntar, como tampoco pregunté cuando me mandaron al mundial de Rusia o de Catar.

No sé la razón por la que no han querido seguir contando conmigo en el terreno de juego, no me la han dicho. Lo de la edad no es verdad, ese argumento no puede valer, porque el 1 de julio de 2021 Carlos Velasco Carballo, como presidente de CTA y por inconstitucional, eliminó la limitación por edad. Lamentablemente tampoco puedo responderte por qué Luis Medina Cantalejo y su equipo de colaboradores (prácticamente los mismos que acompañaban al presidente anterior) me ofrecieron el VAR siendo el árbitro de campo con menos actuaciones en la sala VOR.

Eso sí, respecto a tu última pregunta, puedo compartirte que siempre me han aconsejado, o medio ordenado, que no hablara tanto en el terreno de juego. Dicho esto, siempre he tenido la conciencia muy tranquila y nunca he tenido la necesidad, por ejemplo, de taparme los labios para evitar que pueda trascender lo que digo, soy así y si tu personalidad no sale a relucir en estos escenarios donde hay tanto en juego, mal vamos.


Los árbitros no trabajamos tanto en equipo como se dice. Oímos que el arbitraje es el equipo número 21 de Primera División o el 23 de Segunda. No es así. Si queremos hablar de equipos arbitrales hay 40 en primera División y 44 en Segunda División. Eso la gente lo tiene que tener muy claro

Entrevista al arbitro Mateu Lahoz

El asunto Negreira ha marcado al arbitraje y parece que les va a perseguir durante mucho tiempo

El proceso está abierto y se está alargando demasiado para mi gusto. Ojalá se resuelva y tengamos la libertad de seguir hablando. Cuando me han llamado para tomarme declaración tanto la Guardia Civil como la UEFA, ahí he estado. De momento lo que dije en UEFA no ha trascendido, pero las declaraciones a la Guardia Civil sí que las he visto en prensa, al igual que las de otros compañeros interrogados.

Con Enríquez Negreira no he compartido nada, puntuales ocasiones en seminarios sin mediar prácticamente palabra entre nosotros. El hijo, Enríquez Romero, sí que se ofreció para la preparación mental a modo individual (como colectivo ya trabajaba para el CTA de la RFEF). Las herramientas individuales que me ofrecía nunca las acepté porque me gusta trabajar la preparación mental en el día a día y siempre lo he hecho con gente de mi tierra.

Nada más salir a la luz el “caso Negreira”, desde el CTA se nos instó a rellenar una encuesta sobre nuestra relación con Javier Enríquez Romero, y obviamente, fui sincero como siempre. Posteriormente, en un grupo de whatsapp de árbitros, un compañero nos animó a tomar alguna iniciativa más de las tomadas institucionalmente, como si fuese solo una medida entre árbitros, pero en ese grupo también constaba el secretario del CTA. Allí se nos pidió que hiciéramos un comunicado y solo tres compañeros pensábamos que no era la mejor medida, con el campeonato en juego, porque el presidente del CTA Luis Medina Cantalejo ya había aparecido, desde el jardín de su casa, haciendo declaraciones como “voz” del colectivo. En ese mismo grupo expuse que la mejor solución hubiese sido poner una demanda colectiva.

Tampoco entendí en su momento, y sigo sin entender, que los compañeros que buscaron por iniciativa propia la ayuda de Javier Enríquez Romero no hayan denunciado su mala praxis ante la aparición en prensa de informes vendidos a un club con “información privilegiada” que ellos mismos habían compartido él, en sus sesiones de preparación mental.

Ojalá pronto podamos desarrollar todo esto. Soy el primero que deseo esclarecer los hechos. Son más de 17.000 árbitros y árbitras de fútbol en nuestro país los que sufren cada partido, por culpa de este asunto. La sociedad no nos cree y es normal. Cómo nos van a creer si salimos diciendo que un vicepresidente del CTA no pinta nada.


El “penaltito” nos hipotecó. Luis Medina Cantalejo no puede salir a los medios de comunicación y decir que este año no va a haber penaltitos. Ese es un término que nos ha hecho mucho daño”

¿Qué ha hecho más daño, la noticia del caso Negreira en sí o la gestión de la noticia que se ha hecho desde el CTA?

Estoy seguro de que incluso el FC Barcelona hubiera agradecido que desde nuestra parte se hubiera explicado bien. Como árbitro estoy muy en desacuerdo con la gestión y así se lo hice saber personalmente a Luis Medina Cantalejo y a todo su equipo. Cada vez que este tema ha trascendido lo he dicho. Miembros de la RFEF (que en su mayoría habían iniciado mandato en mayo de 2018) en un viaje a Arabia el pasado enero, me preguntaron mi opinión en presencia de un directivo del CTA y les dije lo que pensaba. Luego, para mi sorpresa, estando allí con motivo de la Supercopa de España aparecieron las primeras filtraciones de lo que había testificado a la Guardia Civil y dejaron de dirigirme la palabra. Incluso federativos que me tenían mucho cariño, estando a dos metros, me di cuenta de que me evitaban y sólo podía ser por eso. En este asunto quedan muchas cosas por aclarar. Yo puedo controlar lo que sé y he vivido en primera persona, pero tengo la sensación de que hay muchas cosas que no conozco, que se me escapan.

Lo que está claro es que este asunto, y me gustaría insistir en ello, más allá del FC Barcelona y del deporte profesional, ha hecho un daño terrible. Porque cada fin de semana en los campos de pueblo, en partidos de niños y de fútbol aficionado, Negreira está presente y ese es un perjuicio irreparable.


Este año ha habido goles y decisiones que se han dado en contra del reglamento. No es una opinión, es algo que hoy en día está pasando. Esto ocurre por no seguir ni la letra ni el espíritu de las reglas del juego”

¿Se ve al frente del arbitraje en un puesto ejecutivo?

Si me lo piden, si hay un buen equipo de trabajo y mucha transparencia, estaré encantado de aportar. Quizás por eso y por mi forma de ser he elegido en este momento estar con la “canallesca”. Disfruto de una libertad que en el arbitraje no he tenido. Cada entrevista, cada declaración tenía que ser por consenso. Yo he tenido la suerte de estar en programas de televisión de gran alcance, y eso ha permitido que la gente conozca al arbitraje y a los árbitros desde otro punto de vista.

Curiosamente ahora hablo más con mis compañeros que cuando estaba dentro, porque cuando estás en activo es muy difícil entrar en determinadas dinámicas y no se trabaja tanto en equipo como se dice. Hemos escuchado que el arbitraje es el equipo número 21 de Primera División o el 23 de Segunda. No es así. Si queremos hablar de equipos sobre el terreno de juego, hay 40 en Primera y 44 en Segunda División. Eso la gente lo debe tener muy claro. Cada equipo arbitral es un equipo individual.

Imagínate lo que ello supone a nivel de confianza y seguridad en sí mismos si cada temporada los árbitros parten desde cero sabiendo que mínimo un 10% de la plantilla al año que viene no estarán; jugándosela entre 3 o 4 compañeros únicamente, independientemente de la medida anticonstitucional (citada anteriormente desde el 1 de julio de 2021) referente a los límites de edad en las diferentes categorías.

Incluso sabiendo esto, y siguiendo sus actuaciones cada fin de semana, intentando acercar toda la información posible al aficionado a través de la ventana de El Día Después o retransmitiendo los partidos en Tiempo de Juego, es imposible entender que el fútbol español se pueda permitir pérdidas de árbitros sobre el verde como está ocurriendo últimamente.

Y si hablamos del VAR vemos que en los “vares” profesionales hay árbitros que hacen uno o dos partidos a la semana, pero no hay carácter de equipo o pertenencia al mismo. A día de hoy, nadie ha podido ver un informe sobre la actuación del VAR en un partido en concreto y por ello no podemos saber la razón por la que en la sala VAR no están los mejores en este puesto, y sí los que se retiran o descienden. Eso también nos lo deberíamos preguntar. Existen muchas dudas en el arbitraje y hay que disiparlas. Se debe escuchar mucho más y saber cómo sienten los árbitros, su trabajo detrás de la preparación de cada partido, y superar el método obsoleto y repetitivo de la reunión de los viernes que les aleja cada vez más de la interpretación. Cuando el arbitraje, va de creer y no de convencer. Y también desde mi humilde punto de vista, ahora en la otra orilla y con mucha mayor perspectiva de la que tenía cuando estaba dentro de la organización, veo peligrosísimo para la salud del arbitraje el fenómeno de las filtraciones. Muchas son intencionadas y hacen daño. Cuando todos los que integramos la familia del fútbol tenemos claro que si hubiera transparencia no tendrían razón de ser.


Hay cosas que tienen apariencia de verdad por quién las cuenta pero, en realidad, no han pasado nunca. Yo jamás le pregunté a Piqué por su familia mientras Cristiano trataba de zafarse de su marcaje, ni a Wellington por su restaurante mientras estaba el partido en juego”

¿Cuál sería su primera medida si mañana le nombraran “entrenador” de los árbitros, máximo responsable del arbitraje en España?

No sería cuestión de medidas concretas y sí de saber hacia dónde queremos ir. Sería cuestión de equipos de trabajo y de la calidad de esos equipos, porque los éxitos o los objetivos alcanzados son consecuencia de buenos equipos. Luis de la Fuente y Santi Denia han conseguido dos grandes éxitos porque se han apoyado en un gran equipo de trabajo. Fíjate, hablando de la importancia de las personas en los equipos, ahora me acuerdo de Luis Gil. La de Luis fue una pérdida inmensa. Personas como él hacen mucha falta en el mundo del fútbol porque ayudan, facilitan y suman.

Con los árbitros hay que crear equipos y estar muy cerca. A los árbitros hay que darles mucha información, diferentes herramientas que les permitan ser ellos mismos. Explicar minuciosamente todo y con nitidez, permitiéndoles interpretar, porque sólo así llegarán a la unificación de criterios desde el convencimiento y no desde la obediencia de directivos que no han tenido la suerte de trabajar con la ayuda del VAR. Desarrollar conceptos con humildad y en consonancia con los futbolistas y los cuerpos técnicos, porque las reglas de juego son de todos y debemos entenderlas todos. Hay que explicar bien todo aquello que hoy en día decide los resultados de los partidos: ¿qué es una tarjeta roja?, ¿qué son las interferencias en los porteros?, ¿qué es un penalti “suave” o un “penaltito”? como así lo definió Luis Medina Cantalejo en su primer verano al frente del CTA. Cuando todo el mundo hoy en día, incluso él mismo, podemos y debemos reconocer que aquello del “penaltito” nos hipotecó y nos sigue haciendo daño.

También sería necesario aprender, que no se debe salir a los medios de comunicación tratando de anticipar que este año no habrá manos penalizadas que la gente no entienda y/o no se sancionarán más “penaltitos”, porque pocos días después y en el primer partido de la primera jornada liguera, se produjo una jugada en el Osasuna- Sevilla FC que nos puso frente a la caprichosa realidad. Y máxime cuando cualquier árbitro sabe perfectamente que no pita “penaltitos” y sí “penaltazos”.

A su vez, y desde mi experiencia, desterraría la idea de que cuando te llama el VAR es sólo para que cambies la decisión, también puedes ir al monitor para confirmarla, poniendo en valor la enorme inversión que se realiza al implementar esta herramienta. Esa idea ha creado una especie de estigma y, durante un tiempo, cuando el VAR manda al monitor al árbitro, le cambia hasta el carácter. Ya no es el mismo árbitro que el de antes de la llamada, la llamada le afecta, aún no hemos naturalizado la ayuda del VAR. Considero que todos debemos normalizarlo y para ello es crucial y muy importante crear equipos.

Le da mucha importancia a la trasparencia y a la humanización de la figura del árbitro…

Mi idea es que hay que dar transparencia a la institución, claridad en todo y humanizar la figura del árbitro, proyectarla para que se conozca. Todo el mundo familiarizado con el fútbol debería tenerlo muy claro. Si conseguimos esas dos cosas, quizás la gente empiece a conocernos y comprendernos mejor. A entender lo difícil que es, por ejemplo, evaluar una jugada gris. En cualquier caso, para esas cosas está el VAR. Si en el minuto once tomas una decisión y antes de elevarla a definitiva tienes la ayuda del equipo VAR y del monitor, estás evitando condicionar el partido gracias a esa ayuda. El VAR no es una tecnología para el arbitraje, es una herramienta para el fútbol.

Luego hay otras situaciones que no tienen que ver nada ni con el VAR ni con la tecnología, son los errores de reglamento y protocolo que nunca deberían haber ocurrido en la Liga Española, como son no haber permitido reanudar un córner en Mestalla tras constatar que no había mano punible de Mascarell o haber anulado el gol por fuera de juego de Raphinha en Barcelona, reconociendo que si la hubiese tocado su compañero Lewandowski en vez de su rival Saúl Coco sería legal.

Este año ha habido goles y decisiones que se han tomado en contra de la naturaleza del juego. Esto ocurre por no seguir ni la letra ni el espíritu de las reglas. Por primera vez en la historia durante esta temporada, entrenadores y jugadores a pie de campo han mostrado su sorpresa y disconformidad a pesar de verse beneficiados, siendo muy empáticos con la frustración y enfado de sus rivales.

¿Sus conversaciones con jugadores y entrenadores, los contenidos, son tan singulares y tienen tanta miga como se dice o eso es una leyenda urbana?

Soy una persona a la que ha gustado hablar, pero todo tiene su sentido. Hay jugadores que me han venido a pedir explicaciones por un fuera de juego y les he dicho que en el descanso o al final del partido se lo explico. En el momento no puedes dar muchos argumentos porque el juego no te lo permite. Hubo un jugador que vino dos veces a buscar explicaciones por una jugada de fuera de juego. Estamos hablando de Xabi Alonso, que se acercó en el descanso del partido para finalizar la conversación iniciada en el terreno de juego, su pregunta tenía miga (hoy en día aún seguimos debatiendo la interferencia en el adversario cuando hablamos de la regla 11). En nuestro equipo utilizábamos las imágenes en el descanso porque no hay ningún deportista que, si puede evitarlo, se vaya a equivocar dos veces. Si tienes imágenes lo lógico es que las mires. Si aciertas estupendo, pero si te has equivocado y lo tienes que reconocer, no pasa nada. Sergio Ramos en el descanso de un clásico vino a decirme que la tarjeta que le había sacado era muy “barata”. Miré la jugada y al volver, con la gente de seguridad del Barça al lado, le dije: “Cierto, la he visto y tenías razón. La tarjeta era muy gestionable, eso sí, no hagas una segunda”. Y no pasa nada, es transparencia, normalidad.

¿Hay algo que se haya contado y que, en realidad, no haya pasado?

Claro, hay cosas que tienen apariencia de verdad por quién las cuenta, pero, en realidad, no han pasado nunca. Jamás le pregunté a Piqué por su familia mientras Cristiano trataba de zafarse de su marcaje, ni a Wellington por su restaurante mientras el partido estaba en juego. Puedo preguntar en el túnel de vestuarios porque, si he leído que acaban de tener un hijo o que han sufrido la pérdida de un familiar, me parece normal interesarme, pero de eso a ir por el campo hablando de la familia o de los negocios hay un mundo, no es cierto. Lo que ocurre es que los jugadores tienen a los medios muy cerca y pueden decir muchas cosas mientras nosotros, para salir a matizarlas o desmentirlas, tenemos que pasar filtros muchas veces insalvables. Los árbitros, para poder ir a una entrevista, tienen que hablar con el departamento de comunicación de la RFEF. En esa situación siempre vamos a estar en desventaja. Ahora todo el mundo conoce a la perfección la jerarquía del fútbol español y el arbitraje es su último eslabón (por su vulnerabilidad y falta de transparencia) en la composición de dicha pirámide.

¿Duele que alguien piense que usted habla o analiza ahora desde el rencor?

No tiene sentido que piensen eso. No es así. Hablo y quiero explicar las cosas como yo las veo. Digo que el arbitraje no es del todo meritocrático y lo puedo decir con toda legitimidad porque lo he vivido todo dentro. Quién habla de falta de coraje, de remordimientos o de rencor, habla desde la ignorancia. Siempre he hablado en todas las convenciones, en todos los seminarios, nunca he dejado de dar mi opinión y de mostrar mis discrepancias cuando las tuve. Ahora, hace poco, Soto Grado ha dado una entrevista magnífica y viene a decir lo mismo que yo, pero nadie ha dicho que hable desde el rencor porque dicha entrevista la realiza como el mejor árbitro de esta temporada, según el CTA.

Yo quiero ayudar y creo que la mejor manera es decir siempre lo que pienso, con el mayor respeto, pero con absoluta claridad. No contra nadie, sino a favor del arbitraje, y por ende del fútbol.