Victoria Carrasco.-

Los hermanos Lucía y Gustavo López Carrillo son el ejemplo más claro de cómo el deporte se puede inculcar desde la cuna. El padre de ambos Gustavo López Muriel, ha estado vinculado toda la vida al deporte y es un referente en el mundo del báminton. Esto ha supuesto que la vinculación de sus hijos a este deporte haya supuesto una semilla fértil de la que disfrutan juntos, en los entrenamiento y en las competiciones. A partir ahí se ha generado una forma común de ver el deporte, la competición y la vida.

Desde la perspectiva de una persona que no está muy inmersa en el mundo del bádminton, llama especialmente la atención vuestra situación, ¿Cómo os explicais la casualidad de que vuestro padre haya destacado de esta manera, no solo en el fútbol, también en el bádminton, y vosotros dos hayáis heredado la misma pasión por el deporte?

Lucía: Para mí es algo que realmente va en la sangre, pero además la educación que nos ha inculcado ha sido siempre es el deporte, cualquiera.

Gustavo: Al final es lo que siempre hemos visto, también en nuestra madre, que fue campeona de España; Raquetas, entrenamientos, vídeos o incluso hemos practicado fútbol juntos, y al final disfruto más el bádminton, pero ha sido algo presente siempre.

¿Cómo recordáis esa primera vez que cogisteis una raqueta? ¿Cómo os sentisteis?

Lucía: Bueno, yo llevo desde los 5 años, pero mi primera experiencia fueron los campeonatos provinciales, y fui creciendo en ellos, me hacían muy feliz

Gustavo: Yo recuerdo simplemente coger la raqueta y jugar: con los mayores, con los de tu edad. Mis primeros raquetazos fueron aquí, en la Salobreja, desde bien pequeño como dice mi hermana

Desde esa temprana edad fue vuestro padre quien hizo el deporte parte de vuestra vida, pero como cualquier deportista, la disciplina también debió ser esencial desde el principio ¿Qué papel juega para vosotros, respecto a la motivación?

Lucía: Para mí es lo que te hace llegar lejos. Dentro de la disciplina está la organización, y es igual de importante que el entrenamiento. Es algo que no puede faltar en un deportista

Gustavo: Yo le veo similitud a cómo un niño ve la escuela; tienes horarios, tareas y compromiso con ello; necesitas esa base para ser capaz de evolucionar realmente

Será también, en esos momentos de desmotivación, ese salvavidas para seguir, porque ¿Cómo conseguís salir de esos días en los que no veis sentido a jugar?

 Lucía: Aún más en mi caso,yo soy una persona que ha sufrido muchas veces falta de motivación, y la disciplina es lo que me ha reenganchado a la rutina, sumando además la carga de los estudios, los horarios… pero sabes que no puedes faltar para conseguir el objetivo. Y sIempre hay un siguiente campeonato, entreno, otra oportunidad.

 Gustavo: Al fin y al cabo, es algo que haces cada día, cada semana, y si hoy has tenido un día horrible, no te sale nada, tienes que aceptar que no es un día de “diez”, y simplemente pasar al siguiente.

Además, por cada uno de esos malos momentos hay también una victoria; ¿Cuando esos triunfos llegan,o las derrotas cómo lo celebráis o lo aceptáis, sin salir del camino estable, del equilibrio?

Lucía: Si hay algo esencial, es el equipo. Es con quién entrenas, con quien se crea el hábito, con quien te animas y consuelas. Formar parte de algo es lo que me mantiene con los pies en la tierra.

Gustavo: Siempre se gana o se pierde por algo. Pero al final somos seres humanos. En un partido de 3 sets a 21 puntos, perder en el último punto no te hace parar a razonar; te cabreas, lloras y no entiendes nada, pero al final la soledad de un pabellón o hablar con tu equipo, como dice mi hermana, te hace verlo con perspectiva.

Y en cuanto a esos partidos, ¿Cuál ha sido el que ha supuesto un punto de inflexión?

Gustavo: Quiero pensar que el mío aún no ha llegado, y llegará ese partido que recordaré siempre.  Pero si tuviese que elegir uno, sería hace 5 años, en un Master en Cartagena, un partido en grupo contra un chico de alto rendimiento, cosa que mentalmente también te hace cuestionarte, y él ganó el primer set, pero yo gané el segundo y al final conseguí ese tercer set, a pesar de esa desigualdad mental. Me supuso un salto de calidad.

Tambíen por ganar a la vez ese partido, y esa batalla mental de luchar contra alguien superior a ti

Gustavo: Al final esa voz que se autoflagela eres tú mismo, pero cuando te controlas, te calmas y ves que lo mereces igual.Así que nada, recuerdo ese partido con muchísimo cariño.

Lucía: Es curioso, porque yo no gané mi partido, pero luché hasta al final. ( se emociona)

Gustavo padre: Fue en selecciones, perdiendo 22 a 20 en el tercer set, en un partido que se veía como una derrota segura, y casi lo gana.

Y más aún cuando entras en la selección andaluza, te toca jugar un partido tan importante, cuando te cuesta confiar en tí, pero te hace demostrarte que no es tan difícil, que puedes igualarte o salir como sea.

Pero realmente me marcó; fue también una situación personal muy importante, y miras atrás, ves a tu padre que te lanza un puño y animándote, y ganes o pierdes, ese partido es muy especial.

No puedo ni empezar a imaginar esa sensación

Gustavo padre: Fíjate además en la diferencia entre un deporte individual y colectivo. Cómo persona que ha vivido ambos, sé que ellos, más que con resultados, se quedan con sensaciones. Perder y salir feliz.Y eso define muy bien a un jugador de bádminton. Nunca hay un mal gesto. Te das la mano, sales y tienes claro que lo has dado todo, y por detalles se lo lleva otro.

Aún siendo un deporte individual, que podáis compartirlo en familia seguro lo hace mucho más especial ¿Qué le aporta al deporte tenerlo en común?

Gustavo: Es definitivamente una ventaja, una diferenciación. Un chico con un entrenador ajeno a él no puede jugar al bádminton si se levanta con ganas un domingo por la mañana, pero yo tengo esa suerte de poder irnos cuando queramos a jugar, con mi hermana y con mi padre y pasar un ratazo

Lucía: Ya no es solo entrenar, también el hablar de bádminton, ver vídeos, hasta nuestros viajes familiares, que son ir a campeonatos, a aprender, a compartir esos momentos porque compartimos los tres ese mismo espíritu

Gustavo padre: Al final la gran ventaja que tenemos es la gestión emocional. Llegar a casa, y rebajar cuando han ganado y subirles la moral cuando han perdido, ya no solo como padre sino entre ellos como hermanos.

Es un punto de ventaja clara tener a vuestro padre como entrenador, pero ¿Consideráis que existe algún inconveniente?

Lucía: Muchas veces te tomas demasiada confianza, y yo al ser una persona muy emotiva puedes confundir algunas cosas, aunque es una suerte tenerle siempre

Gustavo padre: Yo al final soy duro. Soy su terapeuta pero tampoco puedo decirte lo que quieres escuchar, porque si no no crecemos. Y ahí está el momento, donde tu esperas de tu padre el amor, la aprobación y si no es así, no te voy a dar la razón, no voy a mimarte, y hay que mantener ese límite

Gustavo hijo: Puede parecer un inconveniente por que es un ataque al ego, pero es necesario

¿Qué es lo más importante que habéis aprendido de vuestro padre? ¿En el bádminton y en general?

Lucía: Muchísimo, demasiado. La superación, la confianza, saber ganarse esa confianza en la pista, el esfuerzo…También le agradezco que nos haya enseñado el respeto, ser persona antes de cualquier victoria o la derrota. Al final para mí es un ejemplo de superación

Gustavo: Para mí, el simple hecho de creer en tí. Él creyó en él como empresario,como entrenador, de fútbol y de bádminton, y creyó en él como padre.

Y toda la avalancha externa de comentarios negativos no le ha hecho dejar de creer en su función, en sus valores. En definitiva, no hacerle caso a nada, ser inteligente y ir cogiendo los consejos con pinzas, aprender, y ser la persona increíble que es a día de hoy

Qué orgullo sentir que eres tal ejemplo para tus hijos. Pero como entrenador  ¿Hay algo que hayas aprendido de ellos?

Por supuesto. La continua búsqueda de la mejora, aunque la hayan visto en mí, la han puesto en práctica. Y como a mí me gusta, van por el camino del sinvergüenza. No tener ego, acercarte al otro, preguntar y aprender. Ý es que derrotas, ¿Qué es una derrota? Al final para mí no existe. Hay victorias y enseñanzas, para la siguiente y nada más.

Es una enseñanza bastante necesaria a tal nivel de exigencia. Pero fuera de ella, como adolescentes, tenéis una vida fuera; aficiones, estudios… ¿Cómo compaginar el deporte con la vida social, los estudios..? ¿Es posible esa conciliación?

Lucía: Cuesta, a pesar de ser una persona organizada. Juntarse muchos exámenes, querer ver a alguien que quieres, compromisos… Pues a lo mejor te toca llevarte los apuntes a una competición, pero al final del día lo llevas

Gustavo : Cuestión de prioridades. Lo esencial sabes que puedes alcanzarlo, lo secundario puede quedar para mañana. También es verdad que cuanto más pequeños pensamos “Dios, ese examen de matemáticas, define mi vida. Si lo suspendo es el fin, soy un deshecho”, y con esa visión no vas a ningún sitio. Fuera miedos y más perspectiva

Cuánta razón. Y más allá de los estudios, ¿Hay alguna afición aparte del bádminton que disfrutéis especialmente?

Lucía: Sin duda, el gimnasio. Cuando estas mal, te sana, te relacionas, y el hecho de estar allí, escuchar tu música, salir de los estudios y simplemente mirarte en un espejo y que te guste tu cuerpo, es un momento muy bonito

¿Y en cuanto al futuro? ¿Algún plan a cinco, diez años vista?¿ O lo tenéis todo en el aire?

Lucía: Si algo he aprendido de mi padre es vivir el momento, Carpe Diem, sin ansiedad en el futuro. Pero obviamente hay objetivos: Sacarme la carrera de psicología, mejorar en mi deporte, ver a mi familia crecer…

Gustavo: A mí me gustaría ser un jugador del que estoy orgulloso de ser, y en cuanto a ser entrenador, no lo descarto, pero tengo mis dudas. En cuanto a estudios, acabar magisterio y poder ejercer de ellos, pero si aparece otro trabajo que me haga feliz, pues bienvenido sea. Y poco más, seguir teniendo a mi familia, a mis dos amigos a mi lado, y lo demás sobra.

Retomando el tema del bádminton, da la sensación de no darse demasiado interés a nivel social ¿ No  soléis pensar que debería ser más popular?

Lucía: Al final no estamos al nivel del fútbol o el baloncesto. Pero el bádminton es un deporte que merece la oportunidad de ser descubierto, no es solo una raqueta y un volante. Cualquier persona que se pare en un partido lo verá, por ejemplo la velocidad, siendo el deporte más rápido del mundo, la táctica… Y empiezas a valorarlo más

Gustavo: Depende de dos factores fundamentales: La divulgación que se dé, desgraciadamente menor que lo que nos gustaría, pero es que además, partimos con la desventaja de ser un deporte, francamente difícil de aprender. No lo aprendes en un recreo, necesitas una formación previa, y quizá hace que sea menos conocido

Gustavo padre: Hay que tener en cuenta de que esto es un negocio. Hay deportes que venden más que otro, y al final yo me vendo, tú te vendes, todos estamos continuamente vendiéndonos. Cuando eres el deportista, si tienes esa necesidad económica, estás vendiendo tu trabajo, tu imagen, tu producto, tu forma de ser.

Se merece esa divulgación, y aún más teniendo ejemplos españoles como el de Carolina Marín. Al compartir deporte con ella, ¿Qué sentisteis al ver su lesión en los últimos Juegos Olímpicos?

Lucía: Mucha pena. Para mí es uno de mis mayores ejemplos de superación; Carolina ha tenido tres lesiones de rodilla, y podría haberlo dejado todo a la primera, pero ha seguido y por ella seguiría, pero al final el cuerpo tiene un límite.

Sin duda es un orgullo que represente a nuestro país y me encanta su actitud, tiene ese genio que es tan importante en la pista

Gustavo: Es una guerrera, es caerse, y se levanta sin dudar, incluso esta vez, ya está entrenando de nuevo para el europeo de Huelva. Esa despedida, además en su ciudad debe de ser su objetivo ahora mismo. Al final es un ejemplo más allá del bádminton

Gustavo padre: Además, tenemos la suerte de que es amiga de la familia. La tuve en la selección de chiquita, tenemos amistad con su familia, coincidimos de hecho hace poco en Copenhague,viendo el partido con su novio, entonces ¿Qué vas a sentir? Cómo si te rompieses tú mismo. La conoces a ella, a Fernando Rivas, su entrenador, a todo su equipo. Al final sientes ese sufrimiento tuyo, pero al final ahí está, entrenando otra vez y a tope.

Qué gran ejemplo. Cerrando ya, a modo de observación final, personalmente estoy empezando a notar que más personas de nuestra edad están empezando a tontear con el deporte. Ya no solo a nivel individual, también en equipo, como voleibol, baloncesto…

Entonces, a esas personas que están empezando, pero aún no se sienten deportistas, ¿Qué consejo les darías?

Lucía: Que una vez que empiezas, no lo dejes. Como si tienes que cambiar mil veces de deporte, te cambia como persona, te da unos valores y sobre todo bellísimas personas que me han enseñado muchísimo, es lo más importante

Gustavo: Opino igual, buscar tu felicidad moviéndote, y si buscas la excelencia, saber que nunca es tarde. Olvidar las opiniones, que existen, pero tú decides que valor tienen.

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