Los entrenadores pueden parecer un megáfono enfurecido, que pierde la voz en cada encuentro, tratando de conducir a su equipo pero, los partidos sólo son espacios intermedios. La luz del técnico y su mensaje suelen filtrarse y empapar al grupo cuando el técnico habla directamente a sus jugadores, en mitad de una pista con las gradas vacías, en un entrenamiento, o en la intimidad del vestuario. Ahí se cuece todo, muestra con argumentos y ejemplos prácticos, no la meta de un día sino la idea de una temporada o la filosofía que mueve su visión global del juego y la convivencia. Su plan para señalar cómo se va a la victoria.
Hacerlo una vez es lograr algó importante, repetirlo es un éxito pero, reiterar el éxito y prolongarlo más de una década, es la confirmación práctica de un sistema, de una filosofía; es la objetivación más convicente de cómo una idea, aliñada de riesgos, errores, aciertos, compromiso y resilencia, se convierte en objeto de estudio.
Dani Rodríguez, autor de una obra, «Jaén Paraíso Interior», que actualiza año tras año, viene de jugar en los campos grandes de fútbol y por su concepción del juego, por su ADN, anduvo muchos partidos detrás del balón sin tocarlo apenas. Todavía no se había inventado el glorioso «Tiki-Taka». Casando de verlos los balones volar, se regaló el pase a un deporte donde el pie y la pelota, danzan con la cabeza para imágenes efímeras, eléctricas y constantes, que pueden llegar a expresar una inusitada belleza plástica. Nada que ver con el «paquidermo» del que venía y que poco después iba a descubrir, para regocijo de todos, el placer del toque, el pase corto y los especios imposibles con una eficacia desconocida.
Rodríguez jugó, creció en las pistas de Fútbol Sala y aterrizó en el banquillo que ha marcado a «gloria», haciendo de la modestia inconforme y de la ambición razonable un estilo que genera esperanza y resultados: «Los encuentros se juegan en la pista pero se suelen ganar en el vestuario». Este concepto lo maneja y explica la importancia que Dani Rodríguez concede a un vestuario saludablemente humano, comprometido y apartado de intereses personales y disedencias pernicionas.
En estos años ha lidiado con todo, ni el éxito le ha librado de las dudas, de las críticas desleales, de los comentarios mal intencionados y de sectores autoproclamados como «entendidos» que cada principio de temporada han anunciado, sin la menor duda, la debacle y el manido «fin de ciclo». A estos esclarecidos opinadores nadie les pide cuentas a final de temporada ellos, al entrenador, cada partido. Los técnicos deben cargar con eso pero, un poco de sentido común tampo vendría mal.
Ha comenzado la temporada esta vez ganando, lo cual no quiere decir nada pero, ganar siempre viene bien. Felicidades a Jaén Paraíso Interior y a Dani Rodriguez por el ejemplo de trabajo y de constancia para estar siempre ahí. Lo repiten tanto que han logrado que todos, de alguna forma, hayamos perdido la perspectiva. En una tierra tan acostumbra a perder, tanto éxito emborracha un poco. Espero que el entrenador no lo tenga encuenta y siga sin escuchar, por muchas que estén siendo, las llamadas para darse el premio de un cambio.