El fútbol de élite es un cuello de botella en el que se aprietan talentos de parecido nivel y donde destacan cuatro o cinco elegidos. El gran público, esa masa que se parece cada vez más al figurante del cine, está muy pendiente de lo que hacen esas figuras rutilantes. Luego hay una bolsa de románticos que para adivinar quién puede llegar al fútbol de arriba miran hacia abajo.
El fútbol base es la incubadora en la que se forman los jugadores que, cada vez más jóvenes, van nutriendo esa parte noble de la botella futbolística. El público de esas categorías está formado por familiares, curiosos, aficionados al fútbol de origen y multitud de técnicos, que los grandes equipos mandan a supervisar cómo crecen las inagotables camadas de futbolistas.
El mercado, el marketing y los intereses de todo tipo en su versión más cruda, no pueden con el romanticismo del fútbol en su cuna. Cada vez más amenazado por la urgencia, este deporte conserva la potencia afectiva del “factor bebé”.
Los niños juegan al fútbol porque quiere proyectarse en la imagen de ídolos que los conducen a distancia por el camino del esfuerzo, la emoción, las grandes gestas y también la derrota. El fútbol cambia y se destroza a golpe de groseras cantidades de dinero pero la inocencia de los niños que llegan, es la misma siempre y eso, por sí mismo, ya merece la pena y el esfurzo de ir a verlos.
Hugo Montero tiene 12 años, nació en Jaén. juega en el Atlético Jaén y es portero. Pese a su corta edad ya ha pasado por varios clubes, San Felipe, Séneca CF, Granada CF, Atlético Jaén, y atesora experiencias que le han hecho conocer las diferentes sensaciones que afectan a un jugador de fútbol , no importa la edad que tenga. Goza de las buenas sensaciones del que juega habitualmente pero también tuvo la sensación amarga de perder una final con la Selección Cordobesa. Hugo, tiene desparpajo y buenos reflejos, tanto en la portería como en la conversación. Sólo tiene 12 años pero parece que se ha preparado bien para explicar lo que quiere y lo que siente debajo del larguero de su portería. Reparte el tiempo entre los estudios y su pasión, el fútbol. Además de los entrenamientos con su club, acude dos días a la semana a la Academia de Fútbol de «Paco Sutil«, para afianzar conocimientos y para seguir aprendiendo con los consejos y de la técnica de uno de los mejores jugadores que ha dado la provincia de Jaén.

Juega en Segunda Andaluza, es infantil de primer año. La pasada temporada jugó 20 partidos como titular de un total de 22 que tiene el campeonato. Esta campaña se han jugado tres partidos y dos los ha jugado como titular.
¿Tienes a un portero que te guste más, que sea tu referente?
El que más me gusta y con el que me identifico es David Raya. Es un portero que tiene un buen manejo del balón con el pie. Además es muy bueno en el uno contra uno, tiene un buen salto y muy buenos reflejos.
¿Te pareces a él?
A ver, tengo 12 años, me marcan goles… pero intento aprender día a día. Por ahora en lo que me podría parecer a él es en que mis puntos más fuertes son el juego con los pies y los reflejos.
¿Tienes alguna manía antes de los partidos, notas nervios?
Tengo nervios, según el partido y si nos jugamos algo importante, eso depende de los partidos. Manías no tengo. Quizás, pero eso nos es una manía, que siempre llevo apuntado en la botella los posibles lanzadores de penaltis del equipo rival y cómo los tiran. Salgo al campo rezando y pensando en mi tío que siempre me protege. Se llamaba Alfonso, era tio de mi padre pero para mí era como mi abuelo, siempre lo tengo presente. Rezar me ha dado suerte siempre. En la final de Selecciones Andaluzas paré un penalti, recé y creo que me dio buena suerte. Bueno, además de ese, he parado otroa penaltis también importantes. En las espinilleras llevo siempre un cristo y una virgen, por ahora me han dado suerte.
¿Qué te gustaría hacer si no logras tus sueños en el fútbol?
Algo relacionado con el deporte y si es con el fútbol mejor. Me gustaría ser profesor de Educación Física o entrenador. Lo que sea pero tiene que ser algo que tenga que ver con el deporte.
Hugo, a sus doce años, tiene las ideas muy claras. Estudia en el Colegio “Divino Maestro” de Jaén y, según sus propias palabras, los estudios los lleva bien, aunque se atranca en matemáticas: “Pero voy mejorando día a día, lo estoy intentando. Sé que los equipos importantes no fichan a jugadores con malas notas”.
El fútbol de élite tiene momentos en los que te asquea un poco. El fútbol base es el mejor antídoto para soltar ese veneno y apreciar el valor de este deporte. Como siempre, lo más cercano a la felicidad está en la edad de la inocencia.