Estar donde pocos te esperaban es ya una victoria, moral, eso sí. Así llega el FC Barcelona al Estadio Santiago Bernabéu. Antes de empezar la temporada los escenarios teóricos situaban al Real Madrid en una posición muy favorable con respecto a los culés. La incorporación de Mbappé, las inercias y la corriente general de optimismo blanco, frente a los problemas culés, eran moneda de curso legal aceptada por casi todos. Sin embargo el fútbol, imperativo y poco dado a hacer seguidismo, vuelve a demostrar que, cada temporada que se estrena, es borrón y cuenta nueva.

La engrasada máquina madridista, con una mejora notable en el área de gol, todavía está resolviendo sus problemas y aunque gana, no proyecta confianza, va al «tran-tran». El equipo de Hansi Flick, recuperando poco a poco efectivos y con algún lunar en Liga y en Champions ofrece una versión, para sorpresa de muchos, solvente, equilibrada y muy eficaz cara a la portería contraria. Los blaugranas llegan líderes, con tres puntos de ventaja y recuperando jugadores importantes para verse con un Real Madrid enredado en los sistemas. Ancelotti sigue haciendo variaciones y combinaciones para lograr que sus piezas alcancen un acuerdo de acción conjunta, que rentabilice el altísimo potencial de individualidades que posee.

El partido del sábado proyecta dos posibilidades que en estos días previos, se manejan como vías razonables para hacer unos «aprioris» lo más cercanos a la realidad. El FC Barcelona puede esgrimir la cohesión y la eficacia. Flick tiene claro a lo que quiere jugar y lo ha transmitido a un plantel que, hoy por hoy le ha comprado el discurso de manera reverencial y entregada. El técnico alemán puede hacer uso de esos dos argumentos para aprevecharse de las dudas estratégicas del Real Madrid.

Los de Ancelotti, por su parte, pueden tirar de las gestas, de la imbatibilidad del Santiago Bernabéu y de unos «estiletes» de proyección sideral que, a falta de la brillantez que se les puede suponer como equipo, tienen un amplísimo arsenal de recursos individuales, capaces de descomponer cualquier estructura, por sólida que sea.

Estos son los marcos previos para un partido al que, por lo explicado al principio, el FC Barcelona llega con ventaja ambiental y de puntos. Luego hay que añadir a ese recetario los ingredientes clásicos, cuando el Real Madrid está en el menú.

Después del partido sabremos si el FC Barcelona ha puesto patas arriba los pronósticos previos al comienzo de la LIga o si el Real Madrid lo vuelve a hacer y «renqueante» y a medio gas, pone las cosas en su sitio. «Hoy como ayer y mañana como siempre…»

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