La Selección española de Rugby Femenino arranca hoy el Mundial que se disputa en Inglaterra, jugando contra la vigente campeona, Nueva Zelanda. El partido se disputa a partir de las 18.30 horas y en el equipo español hay una representación del rugby jienense. Lea Ducher, cumple uno de sus retos, estar con España en un Mundial.
Lea nos dejó en Palabra de Fútbol una serie de reflexiones en torno a sus cimientos como jugadora y, ante una cita tan relevante, vamos a extraer algunas de las respuestas que nos dejó y que nos ayudan a conocer un poco mejor a esta joven jugadora de rugby que, por su juventud, nos promete muchas jornadas tan especiales como la de hoy.
Lea Ducher Peyce (Jaén, 2002). Hija de un histórico jugador de Jaén
Rugby, Ludo Ducher, creció junto a un grupo de excelentes jugadores y jugadoras desde las categorías más jóvenes: Carmen Carmona, Blanca Ruiz, Eduardo Sánchez jr y Luis Moriana, son de su misma hornada. Su progresión ha sido extraordinaria. Además de los aspectos genéticos y el ambiente que ha vivido Lea en casa, también ha sido importante el trabajo de un entrenador que la conoce bien, Eduardo Sánchez, que fue también presidente de Jaén Rugby.
Lea Ducher pasó del Sub-16, al Senior femenino y llegó a jugar con las Seniors con sólo 16 años.La progresión de Ducher no pasó desapercibida en el mundo del Rugby en el que las informaciones vuelan cuando se trata de alertar sobre “talentos” y con 18 años se marchó a Sevilla a estudiar y a jugar con Las Cocodrilas (junto a Blanca Ruiz).
Su cambio no pudo ser más fértil porque allí ganó la Liga con su equipo y explotó con la Selección Española. La irrupción de Lea Ducher en la Selección Nacional fue un acontecimiento que impactó a los aficionados y a los técnicos. No pudo presentar mejores credenciales para que se la observara como una de las grandes esperanzas, ya una realidad, del Rugby femenino español. Fuera del campo y lejos de las exigencias de los partidos Lea es tímida pero, en el juego se produce una transformación completa y su intensidad resulta impresionante.
Quizás las claves de su carrera y del amplio repertorio de conceptos fundamentales del juego que domina, esté en el hecho de que ha crecido con el Rugby en casa. Placaje, evasión, colocación, son acciones que tiene interiorizados, además es muy buena “pateadora”. Lea Ducher es joven pero, ya una realidad del Rugby español. Desde Jaén, salió para el Rugby nacional una jugadora de largo recorrido.

¿Qué hizo tu padre para inculcarte el amor por este deporte y cómo lo hizo para que, como puede ocurrir en algunos casos, tú no quisieras hacer otro?
Siempre ha confiado en mí, me ha ayudado, me da consejos tanto técnicos como mentales, siempre ha hecho lo posible para que pueda tener todo en mis manos y siempre me ha dicho que lo importante no es hacer bien todo a la primera, sino ir disfrutando de todos los momentos sin prisa pero sin pausa.
¿Cómo en una ciudad tan pequeña como Jaén puede darse tanto talento como tiene el grupo con el que creciste?
Creo que con la ayuda de nuestros padres y del club ha hecho que seamos así, pero también creo que al estar varias niñas juntas ha hecho que nos motivemos entre nosotras y nos ayudemos porque sabíamos que no éramos las únicas en este lugar y que si teníamos que irnos a Sevilla a una academia o a alguna concentración, sabíamos que íbamos a estar siempre juntas y eso ayuda mucho.
¿Cuándo fuiste consciente de que el rugby iba a ser el deporte que te iba a exigir los sacrificios que pide la élite y cómo lo conjugas con las responsabilidades académicas?
Cuando empecé a darme cuenta de este dato, fue cuando iniciaron las academias de rugby en Sevilla de la selección española, y tenía que ir a Sevilla cada dos lunes a entrenar con el grupo seleccionado, y a partir de ahí empezaron a llamarme con la sub 18 y enseguida con la senior. Desde ese momento, empecé a tener bastantes concentraciones durante el año y eso hacía que tenía que compaginar los estudios con el rugby. Al principio, no era tan duro con los estudios pero a medida que iba creciendo, la dificultad iba aumentando de más en más tanto deportivamente como académicamente. Pero con la ayuda de mis padres que siempre me han apoyado en todo, lo he ido sobrepasando y consiguiendo. Si pudiera dar un consejo a las más jóvenes es que crean siempre en ellas y nunca se rindan aunque el viaje se haga duro, porque con el esfuerzo, la dedicación y la paciencia todo se conseguirá.

¿Cómo viviste en su momento, la experiencia de cambiar de club, de ciudad y de ambiente doméstico?
Mi primer año en Sevilla fue muy bueno ya que conocía a algunas personas y ellas me ayudaban, pero con el tiempo fui conociendo a todo el mundo y la verdad que son una gran familia también en la que he podido aprender mucho rugby y cosas diferentes. También he descubierto nuevas amistades que me han hecho vivir grandes experiencias y muy buenos momentos que nunca olvidaré.
Para no bajar el rendimiento es importante que te juntes con personas que te ayuden realmente y te entiendan y puedan estar ahí contigo, pero lo más importante es la comunicación, hacerlo saber a las personas que más quieres que te cuesta un poco y ellas te ayudarán, lo importante es decirlo y no guardarlo para ti.
El deporte femenino está buscando los niveles de reconocimiento efectivo en todas las disciplinas ¿En qué punto se encuentra el Rugby femenino en cuanto a ese reconocimiento práctico?
Creo que podrían darnos muchas más ayudas y tener mucho más reconocimiento. El rugby femenino, a pesar de que ha mejorado mucho y hay muchas más niñas y mujeres que apuestan por este gran deporte, sigue siendo poco reconocido.
¿Cómo valoras, viéndolo ahora desde el exterior, el trabajo que se hace en el Jaén Rugby?
En mi opinión, lo están haciendo muy bien. Este gran club todas todas las categorías y muchos niños con ganas de seguir jugando y aprendiendo, y creo que eso es gracias al club. Tienen una forma de enseñar y demostrar lo bonito que es el rugby que ayuda a que los niños quieran venir a entrenar con toda la alegría y las ganas del mundo.
Lea, tiene hoy en Inglaterra un día que no olvidará nunca. Es otro eslabón de una larga carrera, abierta para recoger los frutos de un trabajo que inició desde muy pequeña, sin saber que aquello desembocaría en eventos de la magnitud que del que vivirá hoy.